martes, 29 de septiembre de 2015

Bendecida III


Vuelvo con un mini análisis de una de las piezas musicales mas representativas de la balada Rock en Español: La Chispa Adecuada (Bendecida III) de los Héroes del Silencio que forma parte, junto con otras dos canciones (Bendecida y Bendecida II, ambas del disco El Espíritu del Vino) de una suerte de saga que habla de lo bello y cruel que resulta ser el amor.


Un poco de historia

La chispa adecuada fue publicada por primera vez allá por el año de 1995 en el disco Avalancha de los Héroes del Silencio, grupo español que logro romper fronteras y posiciono al rock hispanohablante en un ámbito de nivel mundial, transcendiendo fronteras e idiomas.

Después de la separación de la banda se publicó el disco Rarezas (1998) que incluía una versión distinta del tema que correspondía a la maqueta de la misma. Esta versión era mucho más rápida y contenía arreglos un tanto distintos a la  publicada en el disco Avalancha

Cuenta la leyenda... y digo la leyenda porque son puras suposiciones que a lo largo del tiempo se han ido sembrando en los fans (y los no tan fans) que la canción habla sobre la relación que mantuvo Enrique Bunbury con Benedetta Mazzini, una modelo y actriz italiana. Lo que cierto es que al final la canción se ha convertido en un tipo de himno pues llegó a representar el fin de las relaciones amorosas.

A continuación hago un escrito a modo de ejercicio narrativo al que he denominado como una Interpretación Poética de la canción. Espero les guste.





Bendecida III: La chispa Adecuada.
Con bellas melodías mediterráneas que nos recuerdan la melancolía de lo que pudo ser una historia de pasión, termina esta epopeya melódica donde nuestro héroe nos deja entrever sus sentimientos más profundos, emanados esta vez de una voz quebradiza e insulsa donde las palabras duelen y los sentimientos están a flor de piel.  
Para él, recordar lo bello de sus caricias y los encuentros tan recónditos es como asentir que estos yacen perdidos en la más profunda añoranza de su ser y que el desear volver a unir sus almas no implica que volverá a ser lo que en su momento fue. 
Es así como Enrique nos abre su corazón y nos llena con la más pura sinceridad de una mórbida cohesión de sentimiento que se funden en lo frío y casi instintivo de un sentir que ya nada tiene que ver con la pasión ni con el amor, ni con los viejos recuerdos que en su momento lo fueron todo y que ahora resultan solo promesas vacías. 
Al final, no le queda más que olvidarla para así enfrascar en lo más profundo de la memoria ese amor y reconocer su culpa en el encender de la chispa que desbordo sus aguas a la soledad, prometiéndose no volver a caer en la tentación de un amor que no fue y nunca será.


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